Artículos y publicaciones

Actualmente, el sector del transporte depende del petróleo en un 95% y esta dependencia casi absoluta de energía fósil tiene un doble efecto: supone una balanza energética desfavorable en países con escasos o nulos recursos petrolíferos, emisiones difícilmente controlables de contaminantes y, sobre todo, de CO2, principal responsable del cambio climático. Existen diversas iniciativas para aminorar ambos efectos, tanto en el terreno de la eficiencia energética, con mejoras en los consumos en el motor de combustión, como en la incorporación de energía renovable a través del uso de biocombustibles.